Muy claro está que las tradiciones son a los pueblos lo que el agua a los ríos y a los mares, mientras que las primeras son vivas y por lo tanto van andando y transformándose con el paso del tiempo, los otros sirven de contenedores que a su vez las encausan y algunas veces hasta les sugieren el rumbo a tomar.
En mi caso particular nuestras tradiciones han sido las que en mayor o menor medida me han mostrado todo lo que mis antepasados, (sanguíneos o no), fueron aportando a lo que hoy en día conforma este acervo tan apegado a la tierra, de él me nutro para poder amalgamar todo este quehacer enmarcado en lo musical y con el matiz de sus danzas, que sin lugar a dudas son un fiel reflejo que muestra bien a las claras de donde venimos y hacia donde vamos.
Bien demostrado está como estas conductas son la verdadera expresión de un sentir que tarde o temprano se pone de manifiesto, y digo así, porque es casi una constante que a determinadas edades se minimicen las diferencias en cuanto a gustos e ideas y de pronto nos encontramos casi todos caminando hacia un mismo rumbo, que es el sentir nacional.
A mi solo me corresponde una parte de esto tan lindo que es mostar al mundo lo que son nuestras raíces, y a la hora de hacerlo va en ello mi vida sin ningún tipo de dudas ni especulación.