Una calandria cantora
posada sobre una rama
a su canto lo desgrana
para alegrarme las horas
hay avecita canora
llevas música en el pico
y al habrir el abanico
un pentagrama desnudas
parece que me saludas
me hace acordar cuando chico.
Cuantas horas que he pasado
donde el monte se prolonga
para escuchar por milonga
a pájaros que han cantado
me quedaba embelezado
sin comprender que pasaba
porque las aves cantaban
al hacer sus nidos fijos
tal vez para que sus hijos
desde el canto se engendraran.
Y los hijos que allí llegan
siempre tienen casa nueva
para que quede por prueba
como los padres se entregan
cada cria se renuevan
en una actitud tomada
así queda demostrada
para que no haya rencores
no hay mayores, no hay menores
todos son de una empollada.
a la hora de comer
se pone espeso el asunto
cuantos picos todos juntos
tienen que satisfacer
pero es preciso saber
madre y padre lo disponen
esas son las condiciones
así nunca se pelean
a ninguno se saltean
a su turno todos comen.
Y cundo estan emplumados
omo en un gesto atrevido
justo en el borde del nido
los más grandes se han parado
las alas han agitado
como ensayando sus vuelos
tienen pinta de polluelos
pero llama la aventura
y sin calcular la altura
se largan a rás del suelo.
Ahi empiezan a vivir
remontar y mantenerse
y no es cuestión de creerse
que siempre te han de asistir
dificil sobrevivir
hay muchos depredadores
riesgos de todos colores
todo es cuestión de adaptarse
pero si logran salvarse
al año serán cantores.
Letra y Música:Tito Sanguinetti